Falta poco más de un mes para las elecciones y poco a poco los partidos políticos van presentando sus candidaturas. También comienzan a explicar sus propuestas electorales, si bien tímidamente. Las formaciones políticas dedican más tiempo a criticar la gestión actual que a proponer sus alternativas. Como decía Umberto Eco, un exceso de información es ruido. Y ruido es lo que hay ahora mismo en el panorama político ibicenco, donde el abanico de partidos es enorme y la posible confusión de los electores el próximo 24 de mayo también puede ser muy importante.

Continuidad. El PP es el partido político a batir. Después de arrasar en las pasadas elecciones autonómicas insulares, el panorama se ha complicado para los populares. La gestión de la crisis económica, los recortes en los servicios básicos, los escándalos de corrupción y el desgaste de Mariano Rajoy pueden pasar factura a los populares. En esta campaña, como en las demás, los mensajes nacionales pesan más que la gestión insular, aunque quizás el problema es que no se ha sabido comunicar bien lo que se ha hecho en estos cuatro años, de dónde venimos y lo que puede ocurrir si no se realiza una gestión económica responsable en el futuro. Esa es la gran amenaza de la política ibicenca después del 24 de mayo.

Mucha oferta. La izquierda tiene una gran oportunidad de sacar rédito político ante el desgaste del PP, pero el exceso de oferta electoral, la confusión en los mensajes y programas, y sobre todo la irrupción de Podemos, no permite decir con rotundidad que son una opción de gobierno aunque se junten todos los partidos. Un exceso de partidos divide el voto y al final el reparto de escaños siempre beneficia al más votado, como ha ocurrido en otras ocasiones. Muchos de los partidos de izquierdas que se presentan a estas elecciones saben perfectamente que sus opciones para entrar en el Consell son ínfimas. Por otro lado, partidos residuales como el PREF, cuyo papel en Vila es de sobras conocidos, y otros experimentos de centro derecha, tampoco parece que sean una amenaza por el PP. El puzzle político en Eivissa cada vez es más complicado de resolver.