Otra maniobra del presidente regional del Partido Popular, José Ramón Bauzá. Su promesa de convocatoria de un congreso regional extraordinario en septiembre para elegir a su sucesor en el cargo y conformar una nueva dirección en Balears ha resultado fallida. Desde Madrid se ha desautorizado esta opción hasta la celebración de las próximas elecciones generales –previsiblemente en el mes de noviembre–. La sensación de engaño en las filas conservadoras no se disimula, más cuando ya en la propia Junta Regional del miércoles se le advirtió de que su propuesta debía contar, por exigencia de los estatutos internos, con el permiso de la cúpula de la calle Génova.

Salida retrasada. La negativa de los responsables estatales del Partido Popular demora la salida de Bauzá y su equipo, buena parte del cual tiene previsto tomar posesión de sus escaños en el Parlament. Este nuevo escenario supone, en definitiva, prolongar el control de la formación conservadora de las Islas por parte de los responsables del pasado desastre en los comicios locales y autonómicos; en especial en lo que supone la confección de las candidaturas que se presentarán al Congreso de los Diputados y el Senado. La posición de Madrid está movilizando a un sector del PP balear, el cual considera imprescindible la salida inmediata de Bauzá y sus colaboradores; entre otras razones porque se sienten engañados por la postura que mantuvo durante la pasada Junta Regional.

Prolongar la agonía. Se equivoca Rajoy si cree que prolongando el mandato de Bauzá mejora su escenario electoral en Balears. Todo lo contrario. En estos momentos el PP balear carece de liderazgo y empuje suficiente para afrontar el inminente compromiso ante las urnas. Bauzá debe ser apartado de los cargos orgánicos que ostenta, incluyendo su escaño parlamentario, si la necesaria renovación que necesita el PP de las Islas responde a un deseo real y no un mero juego táctico de sus responsables en Palma y Madrid.