El informe de la Sindicatura de Comptes referido al ejercicio de 2013 revela la existencia de importantes irregularidades en la gestión del IB-Salut, un departamento –uno de los de mayor peso presupuestario de la Comunitat Autònoma junto con Educació– cuyos responsables se han mostrado incapaces de corregir las múltiples deficiencias que detectan, año tras año, las auditorías. El problema es serio, los síndicos argumentan enchufismo laboral y un manifiesto descontrol en el gasto, circunstancia que exigen la adopción de medidas correctores de manera inmediata.

Máxima prioridad. Los problemas en el IB-Salut vienen de lejos. No es la primera ocasión en que el informe anual de la Sindicatura de Comptes fija su atención en las anomalías del órgano encargado de gestionar la sanidad pública de Balears, circunstancia que agrava todavía más la trascendencia del último análisis financiero. Ejercicio tras ejercicio se ponen de manifiesto elementos preocupantes sobre el cómo se gasta el dinero de los contribuyentes en la sanidad balear, cuestión que debería ser resuelta con celeridad por los gobernantes sin que, hasta el momento, se haya querido tomar cartas en el asunto. El IB-Salut da la sensación de que se está convirtiendo en un agujero negro de la Administración del que sus responsables políticos huyen, una dinámica que se tiene que cortar de raíz.

Un problema de transparencia. Los desvíos presupuestarios del IB-Salut no son atribuibles a circunstancia excepcionales, en la mayoría de los supuestos hay que enmarcarlos en un claro marco de déficit de transparencia que alcanza tanto la falta de evaluación de las reclamaciones judiciales pendientes como los mecanismos arbitrarios en la contratación del personal. En esta línea sería conveniente que la Sindicatura de Comptes avanzase, aunque para ello habría que modificar su actual nivel competencial, en la determinación de responsabilidades. Quizá de este modo sus informes no pasarán a engrosar los anaqueles del olvido.