En esta edición se publica una larga entrevista con el expresidente José Ramón Bauzá, actual senador autonómico. Se trata de la primera entrevista que concede después de su derrota electoral y pérdida del poder. La conclusión es que Bauzá sigue sin asumir algunos de los errores que se produjeron durante su mandato, si bien dice muchas cosas con las que se puede estar de acuerdo. Bauzá señala que los medios de comunicación que durante su mandato eran implacables con el Govern, ahora son dóciles y aplauden algunas de las extravagancias de los gobiernos de izquierdas.

La culpa, de Madrid. Se equivoca Bauzá cuando atribuye a la abstención y a la política del Gobierno de Rajoy la debacle electoral del pasado mes de mayo. Es posible que los recortes y la corrupción pudieran pasar factura en las urnas, pero en Balears se cometieron algunos errores que también tuvieron su influencia. Bauzá, por ejemplo, actuó sin cintura política, se metió en demasiados problemas innecesarios, y la batalla de todas las batallas, la que mantuvo con el sector educativo, movilizó a una izquierda que tras las elecciones de 2011 se encontraba en estado catatónico. Por lo tanto, mal hace Bauzá si cree que todos los votos perdidos fueron por culpa de Rajoy. Muchos se perdieron por la prepotencia, o quizás la imagen de prepotencia, que transmitía su gobierno. Cuando intentó rectificar ya era tarde.

Las verdades de Bauzá. Sí tiene razón Bauzá que los medios no le trataron igual a él que al gobierno de Francina Armengol. Nadie se imagina lo que hubiese pasado si un conseller del PP llega a nombrar directora general de su departamento a su propia esposa. Seguramente las portadas que se hubiesen dedicado al tema no cabrían en una mesa. En cambio, lo ocurrido en la Conselleria de Salut con el nombramiento de un director general marido de la consellera está pasando con mucho disimulo con algunas excepciones. Es la doble vara de medir. A Bauzá no se le perdonó nada. A Armengol, todo y más. Los medios que defendían la libertad y el derecho a ejercer la opinión pública con libertad son ahora dóciles comparsas del poder. En eso sí tiene razón Bauzá.