La pasada legislatura se criticó desde estas páginas al Consell d’Eivissa, gobernado por el PP, por no haber iniciado la reforma de la carretera de Santa Eulària, uno de los principales problemas de Eivissa. No hubo ni dinero, ni tampoco voluntad política, para afrontar las obras y desatascar un proyecto que lleva ya demasiado tiempo en los despachos. Se criticó a la consellera de Mobilitat del PP por no impulsar el proyecto. Y las críticas llegaron también del propio Ayuntamiento de Santa Eulària, que reclama, lógicamente, una solución definitiva para evitar los colapsos circulatorios que cada día tienen que sufrir sus vecinos y los turistas que circulan por la carretera.

Consulta. La polémica sobre la carretera de Santa Eulària está a punto de iniciar un nuevo episodio. El Consell d’Eivissa anunciará el día 28 su intención de convocar una consulta popular sobre la carretera. Antes, unos días antes, informarán de esta consulta al alcalde de Santa Eulària y también al alcalde de Sant Joan. Sin duda, un gran error. Porque no hay ninguna duda de que el proyecto hace falta, que no hay alternativas viarias y hablar de carriles bici es, simplemente, una tomadura de pelo. Esperemos que no surja ahora un proyecto de tranvía para unir Eivissa con Santa Eulària, pero una consulta no es necesaria, ni útil, y lo único que hará será retrasar el proyecto varios años más.

Soluciones ya. El Consell d’Eivissa no puede permitir que políticas de cara a la galería (seguramente para contentar a los dirigentes de Podemos) retrasen un proyecto fundamental para la isla. Las obras ya deberían de haber empezado y la reforma tendría que ser una realidad. Que el nuevo gobierno del Consell haga las modificaciones que considere necesarias en el proyecto, que recupere la propuesta que hizo el gobierno de Xico Tarrés hace dos legislaturas, pero con consultas populares no se arregla el problema. Por el contrario, se retrasará la solución y, como siempre, los ciudadanos serán los principales afectados por estas políticas erráticas.