Un incremento del 18,2 por ciento en la recaudación de impuestos de 2015 por parte del Govern es un índice significativo, un síntoma claro del cambio de tendencia de la economía balear que muestra sus primeros síntomas de recuperación aunque todavía de manera sectorial. El dato es relevante. Sólo en transmisiones patrimoniales –la compraventa de inmuebles– el aumento respeto a 2014 ha sido del 28,6 por ciento, 96 millones de euros más en cifras absolutas. Se entiende así el optimismo en el análisis de la situación que realiza la titular de la Conselleria d’Hisenda, Catalina Cladera.

Un respiro financiero. Las cifras positivas de recaudación tributaria en Balears suponen un importante alivio del estrés financiero que sufren las cuentas autonómicas, circunstancia que no sólo puede atribuirse a la mejora del escenario macroeconómico ya que también han influido las campañas antifraude. En este sentido, no puede pasar desapercibido el acuerdo suscrito con el Colegio de Notarios para garantizar el cruce de datos con la Agencia Tributaria. Para este 2016 se esperan 10 millones de euros más sobre las previsiones con la puesta en práctica del convenio. Sin embargo, conviene no llevarse a engaño: el gran problema de Balears está en el injusto modelo de financiación autonómico que el Estado mantiene vigente y que tiene como últimos perjudicados los ciudadanos de las Islas.

Gestión tributaria. Los datos referidos a 2015 y las previsiones para 2016 confirman que la mejora de la recaudación no tiene que ser la derivada de un incremento de la presión fiscal, el recurso fácil al que llegan los gestores públicos. Arbitrar medidas que reactiven la economía y, por supuesto, aplicar protocolos eficaces contra la defraudación también reportan importantes beneficios en las arcas de la Administración. De momento, el actual Govern ciñe a la llamada ecotasa la única nueva figura tributaria que se aplicará, un compromiso que se debe mantener durante toda la legislatura.