El PSOE está viviendo, previsiblemente, uno de los momentos claves de su historia. La investidura de Rajoy plantea a los socialistas un dilema fundamental: o permiten gobernar al candidato del PP o, por el contrario, España acude a unas terceras elecciones, que previsiblemente hundirían aún más al PSOE. El pasado 26 de junio los socialistas ya tuvieron el peor resultado de su historia. Sea cual sea la decisión, el PSOE pagará unas consecuencias políticas. Algunos barones socialistas ya se han mostrado claramente a favor de permitir un gobierno de Mariano Rajoy para evitar unas terceras elecciones, pero formalmente el PSOE dice que no va a permitir gobernar al PP. Aún quedan días para tomar una decisión definitiva, pero la solución es muy compleja.

Buscar su espacio. El PSOE sufre una crisis de identidad desde hace tiempo, un error que se suele pagar en política con la pérdida de votos. Las frivolidades de Zapatero de hace unos años y las dudas que plantea su actual líder, Pedro Sánchez, son elementos que provocan una pérdida continua de votos. Además, los socialistas han visto cómo la irrupción de Podemos ha supuesto una pérdida de votos por la izquierda, unos votos que solo recuperará si Podemos empieza a desgastarse en la oposición por sus contradicciones políticas y por las batallas internas que han comenzado desde el mal resultado de los podemitas del pasado 26 de junio.

Responsabilidad. Los dirigentes socialistas que abogan por abstenerse en la investidura de Rajoy son partidarios de que el PSOE evite por todos los medios unas terceras elecciones, que serían catastróficas para la imagen de España en el exterior. La economía española, que se encuentra en plena evolución, también necesita estabilidad política. El PSOE debería permitir gobernar a Rajoy porque el PP ganó las elecciones y fue el único partido que mejoró los resultados. Ese es otro dato clave. Los ciudadanos castigaron al PSOE, Ciudadanos y Podemos, pero no al PP. Si hubiese nuevas elecciones, es más que previsible que pasase lo mismo. Y solo por eso el riesgo de los socialistas es demasiado alto. Por ello, el PSOE debe jugar sus bazas, provocar cambios importantes en determinadas políticas, pero no debe permitir que haya nuevas elecciones. Eso sería un gran error.