Las medidas encaminadas a restringir el acceso a los estudios de profesorado en la Universitat de les Illes Balears no deben tener otro objetivo que mejorar la calidad y preparación de los profesionales, un objetivo que no parece garantizado en las condiciones actuales. El plan en el que trabajan expertos de la Conselleria d’Educació y de la propia universidad balear tiene una especial trascendencia debido a que la demanda en los grados de Educación Infantil, Primaria y del Máster de Profesorado de Secundaria es una de las más elevadas en número de alumnos de la UIB, una de las razones que también avalan la necesidad de incrementar los niveles de exigencia para su acceso.

Elevar el nivel. La decisión de ampliar las variables para optar a los estudios de profesorado en la UIB debe tener una incidencia directa en la preparación de los futuros graduados, toda vez que garantizará un punto de partida académico superior al actual. Aunque todavía no se han cerrado las diferentes fórmulas posibles, lo cierto es que los alumnos deberán acreditar una mejor preparación a la hora de iniciar sus estudios, una manera de solventar algunas de las carencias detectadas mediante el sistema actual con la única prueba de la selectividad. La nuestra no es la única universidad española que aplica fórmulas para acotar el ingreso en aquellos estudios que tienen una mayor demanda.

Más calidad. La cuestión no puede quedar como una fórmula para reducir el número de alumnos; lo trascendental es mejorar la preparación de aquellos profesionales que serán los encargados de formar a nuestros jóvenes en los centros escolares e institutos de las Islas. Un buen sistema educativo se basa, como no puede ser de otra manera, en la labor de sus principales actores: el profesorado. Así parecen entenderlo tanto desde la Conselleria como desde la propia Universitat, una coincidencia de la que los primeros y principales beneficiarios serán los alumnos del futuro.