El pleno del Ayuntamiento de Vila del jueves era un magnífico momento para que el gobierno municipal explicase qué ha ocurrido con el albergue municipal que se quiere construir en el antiguo retén de la Policía Local. Lamentablemente, no hubo debate. Parece que al alcalde y a su equipo de gobierno no le interesaba dar las explicaciones que muchos ciudadanos quieren y merecen escuchar. ¿Cómo es posible que, tras meses y meses de debate, se descubra hace escasas semanas que habrá que demoler el edificio del antiguo retén policial para poder construir un albergue? ¿Es lógico que el presupuesto prácticamente se duplique? Y lo que es más preocupante: si la atención de determinadas personas es tan urgente, ¿no es mejor buscar un lugar diferente para poder utilizarlo lo antes posible?

Sin debate. La ubicación del antiguo albergue es evidentemente uno de esos temas polémicos que hay actualmente en la ciudad, pero por desgracia el alcalde consideró que un pleno municipal, donde teóricamente se va a debatir sobre aspectos relacionados con la ciudad, es mejor hablar de cárceles, de Picassent y Soto del Real, y de la corrupción del PP, temas más propios del Congreso de los Diputados que de un pleno municipal. Hay demasiadas evidencias para pensar que el Ayuntamiento de Vila decidió ubicar el centro en el antiguo retén sin tener ni idea de que debería ser demolido porque no reunía las condiciones para acoger personas. Si no es así, hubiese estado bien que el debate del pleno hubiera servido para aclarar las cosas.

La verdad. Nadie cuestiona la buena voluntad del edil Joan Ribas en ayudar a las personas con problemas, y tampoco su interés y pasión por la política social, pero sí se puede reprochar la falta de explicaciones por parte del concejal de Vila, que no asumiese su error por desconocer la situación urbanística del antiguo retén policial. Y, lo más importante, que por empecinarse en mantener el albergue en el retén no se busque ahora un inmueble para acelerar el proyecto y no tener que esperar al año 2018, además de ahorrarse dinero. Al parecer, demasiadas e incómodas preguntas para el gobierno municipal, que prefiere lanzar cortinas de humo en lugar de explicar lo ocurrido.