Las declaraciones efectuadas el sábado por el titular del Ministerio del Interior, Juan Ignacio Zoido, en las que anunciaba la desarticulación del comando yihadista que llevó a cabo los atentados de Barcelona y Cambrils, fueron desmentidas por su homólogo de la Generalitat catalana, el conseller Joaquim Forn. Éste precisó que la operación no se puede dar por concluida hasta la detención de todos los integrantes de la célula. Y, de momento, el que se considera responsable directo de los atropellos en La Rambla barcelonesa sigue huido. Además, sorprende la injerencia de Interior en una investigación liderada desde el primer momento por los Mossos d’Esquadra.

Protagonismo político. El conseller Forn ha evitado un enfrentamiento directo con el ministro Zoido, pero ha tenido que recordarle que tanto el despliegue policial como las pesquisas posteriores corren a cargo de los Mossos d’Esquadra. Sería lamentable que en la situación actual, el Gobierno central tratase de obtener algún tipo de rédito político, y menos cuando en esta ocasión la policía autonómica catalana ha dado sobradas muestras de eficacia en sus intervenciones –al igual que el resto de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado–. Las manifestaciones de Juan Ignacio Zoido han sido, cuando menos, inoportunas e inciertas. Son muchos los detalles que no se conocen y que están por aclarar.

Se extrema la alerta. Aunque no se ha querido elevar el nivel de alerta antiterrorista por parte del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado –se mantiene el 4 sobre un máximo de 5–, lo cierto es que el modo de operar de los yihadistas en Barcelona –que, al parecer, preparaban una acción que multiplicase sus efectos mortales con el uso de explosivos– ha obligado a incrementar las medidas de prevención y vigilancia. Estos planes, que afectan a las zonas turísticas y de mayor afluencia de personas, inciden de una manera muy directa en Balears.