El Día de les Illes Balears es siempre un buen momento para fijar objetivos, determinar políticas y lanzar mensajes sobre cómo se desarrollará la política institucional. Sin embargo, la presidenta del Govern, Francina Armengol, optó por un discurso partidista, poco institucional, y que, más allá de algún titular, poco aporta a los ciudadanos. Armengol sigue erre que erre con su temor a que se den pasos atrás en la libertad de expresión, e incluso hizo un guiño a los catalanes al hablar de “recentralización” sin explicar qué indicios hay al respecto. Un discurso, sin duda, más propio de un mitin del PSOE que de una presidenta de todos.

¿Y las soluciones?
Los ciudadanos de Ibiza y Formentera hubiesen preferido, sin duda, que Armengol explicase cómo va a solucionar los problemas de la vivienda en la isla, competencia de su gobierno. La situación esta legislatura es peor que la anterior y, más allá de presentar varias veces una promoción de viviendas, los ciudadanos siguen teniendo graves problemas para acceder a un alquiler y no digamos para comprar un inmueble, un auténtico lujo en las Pitiusas. No parece que la libertad de expresión sea ahora mismo el principal problemas de estas islas.

Los premiados.
Si hay un aspecto positivo en el Dia de les Illes Balears es la entrega de las medallas de oro y los premios Ramon Llull. Hay que destacar el reconocimiento al trabajo desarrollado por el Club Náutico de Ibiza, una organización que ha preferido ser elemento de cohesión de la sociedad ibicenca en lugar de especular con sus instalaciones náuticas. Y agradecer el gesto de reconocer la trayectoria del poeta Manel Marí, fallecido repentinamente, así como al historiador de Formentera Santiago Colomar, y a Merche Chapí, directora de teatro. Al margen de los premiados, poco más.