El pasado lunes se reunió de urgencia en la Casa del Mar de Ibiza, sede de la Dirección insular de la Administración General del Estado, la Mesa de Inclusión Social.

El motivo de la cita fue, según parece, acordar cómo se va a actuar si se repite -cosa que puede suceder cualquier día- la llegada de nuevas pateras con un elevado número de ocupantes que requieren auxilio médico, asistencia legal, alojamiento, manutención y un proceso administrativo de puesta a disposición judicial y eventualmente de expulsión del territorio nacional.

Hasta que no ha sucedido el siniestro, a nadie pareció importarle qué iba a suceder con los inmigrantes que lograran llegar a tierra.

No hay recursos

Lo sucedido en Ibiza con los 51 inmigrantes irregulares llegados la semana pasada a la isla, nueve de los cuales son menores de edad, ha sido lamentable. Nadie podrá mostrar ninguna satisfacción por cómo ha funcionado en su conjunto el dispositivo para acoger a los recién llegados, porque sencillamente no ha existido, a excepción del operativo policial de localización y detención.

Tan clamorosa es la falta de recursos disponibles en Ibiza, que 18 de los inmigrantes irregulares tuvieron que ser puestos en libertad sin ofrecerles siquiera un lugar donde dormir y cobijarse a diez días de que comience el invierno. Ramón Roca, el director insular, lo explicó gráficamente: “No hay diferencia entre ellos y el resto de personas que están en la calle”. Deplorable. Cinco de los nueve menores serán trasladados a Mallorca porque aquí no hay capacidad.

Welcome Refugees

Guanyem Eivissa, partido que gestiona el área de Servicios Sociales de la capital, lamentó que el Ayuntamiento de Vila es el único que cuenta con recursos para atender a las personas sin hogar de toda la isla. No les falta razón.

Las Administraciones no hacen todo lo que deben -y a lo que la Ley les obliga- para hacer frente a situaciones de emergencia social. Pero hay que recordar que el Consell d’Eivissa luce en su sede una pancarta hace tres años que da la bienvenida a los refugiados y sin embargo no cuenta con recursos para materializar esa acogida que dice querer dispensar. Un postureo ignominioso que ha quedado ahora al descubierto con toda su crueldad.