El amplio consenso político sobre el fondo de la Ley de Residuos aprobada ayer por el Parlament sitúa a Balears como una comunidad pionera en una vertiente novedosa; la batalla contra la generación de basura. El texto plantea una serie de límites importantes en el uso de determinados productos altamente contaminantes, como son los plásticos, además de una apuesta decidida por el reciclaje. Los científicos han dado, en reiteradas ocasiones, la voz de alarma sobre el impacto en el medioambiente que tienen el vertido incontrolado de residuos y, en especial, de la necesidad de combatir el problema desde la raíz: reducir su producción.

Colaboración ciudadana.
La aprobación de la Ley de Residuos es un paso importantísimo. A partir de ahora las instituciones disponen de la herramienta básica para exigir, y sancionar a los incumplidores, la aplicación de las nuevas normas que, en determinados casos, suponen cambios importantes en los hábitos de los consumidores. Y es que este aspecto es nuclear para lograr los objetivos del nuevo marco legal. El verdadero éxito de la Ley de Residuos reside en su asunción por parte de la sociedad, lograr que los ciudadanos varíen su comportamiento respecto al tratamiento de las basuras de todo tipo que se generan, cada día, en los hogares y las empresas. En este sentido, el papel de las diferentes administraciones es fundamental para difundir esta nueva mentalidad.

Difusión y recursos.
Pretender que con la aprobación de la Ley de Residuos se puede dar por finalizada la tarea, es un error imperdonable. Queda por delante quizá la misión más trascendental e importante. Es preciso concienciar a la población, difundir un mensaje didáctico que convenza de los indudables beneficios que tiene producir menos residuos y que los que sean imprescindibles, deben ser reciclados; una filosofía que compromete el futuro del Planeta. La satisfacción del momento no debe hacer olvidar el mucho trabajo que queda por delante.