La descripción del clima en el que realizan a diario su labor los integrantes del servicio de emergencias sanitarias del 061 merece ser tenida en cuenta. Las agresiones físicas y verbales de las que son objeto rebasan un protocolo de recomendaciones vigentes y merecen, como denuncian los afectados, medidas consensuadas con todos los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. El personal sanitario del 061 está para atender las urgencias. Son las instituciones implicadas las que deben garantizar en todo momento su seguridad. Pretender derivar en los profesionales las medidas de autodefensa no parece ser la opción más adecuada.

Una violencia creciente.
Durante los últimos meses han aumentado las denuncias de casos en los que las personas que estaban siendo atendidas han agredido a los sanitarios, tanto del 061 como en hospitales y centros de salud. Esta dinámica, de la que Balears no es un excepción, ha obligado a la adopción de medidas de prevención y alarma, como es la instalación de vigilantes y del ‘botón de pánico’ en muchas consultas del país. Sin embargo, resulta obvio que el trabajo del 061, con intervenciones marcadas por la tensión en la mayoría de los casos, merece unas medidas de protección complementarias que garanticen su eficacia.

Máxima coordinación.
Hay un aspecto que adquiere una especial relevancia en la denuncia de los técnicos del 061. Se trata de la falta de consenso previo en los protocolos existentes con los distintos cuerpos de seguridad, un aspecto que debe corregirse con la máxima celeridad. Las propuestas de Salut no son del agrado de los profesionales del servicio de emergencias, los cuales ven como un contrasentido tenerse que equipar como si se tratasen de policías antidisturbios. Resolver las situaciones conflictivas en la sociedad no es una tarea sencilla, pero parece sensato que los sanitarios reclamen no tenerse que exceder de sus funciones lógicas.