Trece inmigrantes el viernes y ocho más ayer sábado es el balance registrado en las últimas horas de las pateras llegadas a las costas de las Pitiusas. Como ha informado este periódico, la cifra de personas interceptadas en las Pitiusas ya supera las 250, tras llegar a las islas más de una veintena de pateras, creando un problema social difícil de resolver por la falta de medios para atender sobre todo a los menores que llegan en estas embarcaciones. Los centros especializados ya no tienen capacidad para más menores, un problema que también afecta a Mallorca y a casi toda España.

Huir de la pesadilla.
La buena noticia es que estos inmigrantes han podido llegar sanos y salvos a las costas de las Pitiusas, después de recorrer muchas millas desde las costas africanas. Algunos no tienen tanta suerte y fallecen durante el trayecto. Huyen de una vida de pesadilla en busca de oportunidades, pero lamentablemente aquí tampoco tienen ningún futuro. Tras ser detenidos los inmigrantes son devueltos a sus países.

El problema de los menores.
Sin embargo, la presencia de muchos menores en estas pateras complica aún más una situación que ya de por sí es compleja. Son alojados en centros especializados, pero no están regulados por medidas coercitivas. Los menores no están privados de libertad y la saturación en los centros fuerza a los inmigrantes a marcharse por no disponer de las condiciones adecuadas. Son conocidos como ‘menas’ y la tutela corresponde las comunidades autónomas, que en el caso de Baleares la han transferido a los consells. En abril había más de 6.400 menores inmigrantes en España, pero la cifra seguramente crecerá y no parece que el Gobierno central esté muy dispuesto a dar una solución. Y en el caso de Ibiza y Formentera, un territorio pequeño, el problema se agrava mucho más.