Balears es la comunidad autónoma que ha registrado el mayor incremento de población de España, un total de 20.552 personas se incorporaron como residentes de las Islas en este 2019; el doble que en el ejercicio anterior. La mayoría de estos nuevos ciudadanos son consecuencia de la inmigración, un fenómeno creciente pero que en el caso de las Islas tiene una clara vinculación con las expectativas económicas. El dato genera un debate de enorme trascendencia social, pero que resulta inaplazable a la vista de su impacto en un territorio limitado como el nuestro. Lo cierto es que la dinámica actual es insostenible, como advierte un número creciente de expertos, y puede acabar asfixiando nuestro propio futuro económico y social.

Desequilibrios territoriales.
Balears es, junto con las grandes capitales del Estado y el litorial turístico, una región receptora de inmigrantes, tanto nacionales como extranjeros. La pujanza económica, en términos objetivos, de Balears es una tierra de oportunidades de primer orden frente a otras zonas del país. Hay, por tanto, unos desequilibrios territoriales en España que se deben corregir como principales impulsores de un movimieno migratorio con evidentes efectos negativos cuando se superan los límites asumibles. En esta cuestión tienen mucho que aportar las propias autonomías de la ‘España vaciada’, además de las políticas gubernamentales desde Madrid. Hay que frenar la emigración equiparando las oportunidades para todos los ciudadanos. Esta es la clave.

No se puede llegar tarde.
Sin cambiar las tendencias actuales, cuestiones como el encarecimiento de la vivienda, la saturación de la red viaria, la escasez de agua, la capacidad desbordada de la red de saneamiento, la falta de plazas escolares y de camas sanitarias... Un mantra que hay que resolver y con urgencia, aún admitiendo las dificultades y riesgos que entraña la adopción de determinadas medidas. Llegar tarde asegura el desastre.