Las críticas del PSOE al Partido Popular por reincorporar el ocio a la promoción turística oficial, además de falsas, ya que en absoluto el ocio se ha convertido en el eje de las políticas de promoción, tal como denunciaron los socialistas, son absurdas y están fuera de lugar. El gobierno de Vicent Marí en el Consell d’Eivissa ha hecho lo que manda el sentido común: dejar de discriminar sin razón alguna a una de las fortalezas más importantes de la oferta turística de la isla, que, además de generar empleo y riqueza, está haciendo un esfuerzo notable para contribuir a mejorar la imagen no solo de la isla, sino del propio sector, como demuestran su compromiso de no insertar anuncios en vallas ilegales, con las campañas contra el uso de plásticos y su implicación en la promoción realizada en Fitur.

El ocio de Ibiza es un activo.
Es cierto que las empresas del ocio, especialmente las más importantes, tienen capacidad económica para promocionarse sin necesidad de ayudas públicas, pero también que la marca Ibiza se ha asociado históricamente a la riqueza y el dinamismo de dicha actividad. Lo que antes era el mundo de la noche y en los últimos años, gracias al cambio de tendencia de los consumidores, se define como ocio, en tanto que se desarrolla también en horario diurno, es un activo muy importante y que merece ser aprovechado. El ocio ha de tener cabida, junto a otros sectores con menor peso económico que también han de ser promocionados, como la artesanía, la moda, la gastronomía, la cultura y el deporte, entre otros, en las políticas de promoción turística porque en lugar de sumar multiplica.

‘All island in one’.
All island in one, todas las islas en una, fue seleccionado el eslogan de Ibiza porque la gran variedad de ofertas que confluyen en el mismo espacio geográfico es una de las señas de identidad de la isla. «Después de correr, a la discoteca», dijo en Fitur el maratoniano Martín Fiz, frase que resume la perfecta simbiosis entre dos ofertas que en lugar de repudiarse, se complementan. La incertidumbre por las consecuencias del coronavirus recomiendan que todos los agentes públicos y privados remen en la misma dirección y abandonen polémicas estériles.