El director insular de Turismo de Ibiza, Juan Miguel Costa, expresó ayer en el programa Bona Nit Pitiüses de Televisió d’Eivissa i Formentera su confianza en que la temporada turística empezará el próximo mes de mayo, algo que ahora mismo es más un deseo que un objetivo. Descartó también trabajar para empezar antes porque lo ve contraproducente, «demasiado riesgo para tan poca recompensa», ya que históricamente el grueso de la actividad no empezaba hasta el mes de mayo. Costa aseguró que el gobierno insular es consciente de que la actividad turística deberá convivir con el virus, ya que no se habrá alcanzado la inmunidad de rebaño a través de la vacunación, por lo que hará falta mantener los controles de acceso y que seamos un destino seguro.

Evitar los errores del pasado.
La segunda ola nos enseñó en verano que fue un error abrir los accesos de par en par con independencia de la incidencia del virus en determinadas zonas de origen. Y la virulencia de la tercera ola en Ibiza y Formentera nos ha enseñado que no se pueden volver a plantear desescaladas exprés, ya que producen el efecto contrario. En este caso, además, llevándose por delante la vida de decenas de ibicencos. En este sentido, es lógico que el Govern no contemple, con las UCI saturadas, todavía un escenario de relajación de las restricciones y esté preparando a la población ante las probables futuras prórrogas a las prohibiciones actuales.

Garantizar la temporada.
En la actual coyuntura es imprescindible, además, afrontar la temporada turística estival con unas Islas limpias de covid. Para que haya actividad, es imprescindible que Ibiza y Formentera sean destinos seguros y, por lo tanto, hayan doblegado la curva y no iniciemos la cuarta, que el Govern mantenga los controles a los viajeros nacionales y el Gobierno, a los internacionales y que el índice de vacunación de la población sea el mayor posible. Además de todas estas circunstancias, empresa privada y administración han de estar preparadas para iniciar la actividad en cualquier momento, ya que la incertidumbre obliga a ser flexible y a tener los deberes hechos.