La irresponsabilidad de los jóvenes que acudieron a Mallorca en los viajes de fin de curso y lo celebraron como si la pandemia hubiera pasado a la historia, con botellones multitudinarios y acudiendo a un concierto en la Plaza de Toros de Palma que tuvo que ser suspendido tras incumplir las medidas de seguridad con las que había sido autorizado, ya empieza a generar consecuencias negativas. El Govern anunció este lunes que retrasa, al menos, una semana más el plan de desescalada que debía aprobar el próximo viernes. Con esta decisión, se aplaza también la apertura del ocio en exterior que se había anunciado para el sábado día 3, hace un par de semanas. La exigencia de que las personas que viajen en grupos de más de 20 personas lo hagan con PCR negativa es una decisión lógica que, no obstante, llega tarde y, además, su aplicación es más que dudosa porque el Govern no ha previsto mecanismo alguno para su control.

Decisión prudente que perjudica al resto.
La reacción del Govern es prudente a la espera de que el megabrote se dé completamente por controlado, lo que no obsta para que suponga una medida que perjudica a Ibiza y Formentera, islas que se han librado de brotes derivados de los viajes de estudios, al contrario que Mallorca, el foco del problema, y Menorca, isla donde también se detectó un brote menos numeroso por hechos similares. Durante la fase de desescalada, el Govern fue adoptando medidas particulares para cada una de las islas en función de la situación epidemiológica, si bien en las últimas actualizaciones de las restricciones optó por unificarlas, lo que evitó las críticas por tratamientos diferentes.

La imagen, dañada.
El efecto beneficioso de la apertura del ocio en exterior del fin de semana pasado y de la autorización de los viajes desde el Reino Unido se ha visto reducido por la mala imagen generada por el megabrote derivado de la irresponsabilidad de los jóvenes y de quienes debieron tratar de evitar estos comportamientos. Los medios de comunicación nacionales están ofreciendo una amplia cobertura a la gestión del brote y a las denuncias de los adolescentes que están siendo obligados a guardar cuarentenas en el hotel puente. Desde este punto de vista, el daño en el mercado nacional ya está hecho.