Foto de familia en la cena de nominados de Los 40 Music Awards 2021. | Archivo

Destinar casi 600.000 euros a patrocinar un evento de Los 40 Principales, la radiofórmula juvenil del Grupo Prisa, es un despilfarro que el Govern ha sido incapaz de justificar ni tan siquiera mínimamente. Hacerlo, además, con fondos de la ecotasa aprovechando el subterfugio de la modificación legislativa que permitía destinar los fondos del impuesto que las administraciones habían sido incapaces de gastar y la recaudación íntegra de 2019 excepcionalmente a hacer frente a la covid es indecente. Y es que ni el público objetivo de la emisora, adolescentes y jóvenes españoles sin capacidad de gasto y alejados de modelo de un turismo sin excesos y con alto poder adquisitivo y capacidad desestacionalizadora que pregona el Govern, ni el momento, en pleno mes de noviembre y con la planta hotelera cerrada y escasas conexiones nacionales, justifican tamaño dispendio.

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Gasto equivocado.
La celebración de los premios organizados por Los 40 Principales ha servido, también, para evidenciar, una vez más, que el Govern solo piensa en Mallorca. Prometió eventos en Formentera que no se han celebrado y en Ibiza la presencia de los artistas se limitó a un photocall en Santa Eulària, un concierto íntimo para los ganadores de un sorteo, también en Santa Eulària, y una cena privada en un hotel rural de Vila. Es difícil de entender que el Consell d’Eivissa haya desviado 50.000 euros del presupuesto de promoción para tan escaso retorno y, mucho menos aún, que Rafa Ruiz presuma de haber dilapidado 25.000 euros del Ayuntamiento sin motivo.

Oscurantismo sospechoso.
Este periódico lleva desde el viernes tratando de esclarecer sin éxito las cantidades qué ha pagado finalmente el Govern por un evento de dudosa rentabilidad, excepto para el Grupo Prisa, en tanto que propietario de la emisora juvenil y promotor. Es necesario conocer hasta el último céntimo y su proveniencia, así como el método de cálculo que utiliza el Govern para asegurar que el retorno ha multiplicado por seis el gasto, conclusión que es cuando menos cuestionable. El oscurantismo alimenta la sospecha de que hay algo que ocultar.