El próximo lunes, el Govern aprobará una de las medidas más importantes para tratar de frenar la propagación de la covid, una batalla que se antoja interminable a tenor de la reciente aparición de nuevas variantes que han provocado el pánico económico en las bolsas europeas. De momento, las elevadas tasas de vacunación que tiene España permiten asumir con más sosiego los rebrotes, ya que su impacto en el sistema sanitario está siendo más contenido que en otros países de nuestro entorno. Baleares quiere mantener a toda costa su prestigio en los mercados turísticos internacionales, además del lógico interés de protección de los ciudadanos; una estrategia que hace imprescindible potenciar la vacunación y el pasaporte covid es una herramienta eficaz.

Fechas complicadas.
Los establecimientos de restauración y gimnasios con un aforo superior a las 50 personas deberán exigir el pasaporte covid a todos sus clientes, medida similar a la que han puesto en práctica en comunidades como Navarra y Valencia. Con esta discriminación en los aforos, el Govern considera que podrán soslayarse los eventuales reparos judiciales de la norma que pretende servir de barrera a los contagios en una época en la que abundan los encuentros coincidiendo con las fechas navideñas. Es prometedor el ensayo involuntario que supuso la apertura de las discotecas en Ibiza, ya que cinco fiestas multitudinarias en las que miles de personas compartieron espacio cerrado durante horas sin mascarilla sin que se detectaran brotes ni repuntes de casos en las semanas posteriores.

La responsabilidad social.
Parar la covid, exige una combinación de esfuerzos y la imprescindible colaboración ciudadana para garantizar el éxito. Lo ha sido con la vacunación masiva, más allá de las incomprensibles excepciones, lo está siendo con la tercera dosis a quien corresponda y lo volverá a ser en breve con la vacunación a niños de entre cinco y 11 años. Todo esfuerzo es poco.