Las principales patronales de Ibiza se han posicionado claramente a favor del turismo de cruceros por la importancia que tiene para la economía local, especialmente durante los meses de temporada baja. Este clamor a favor de los cruceros se ha producido después de que el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, haya declarado de forma irresponsable que solo quiere dos cruceros como máximo en Vila cada día cuando nunca se supera este número.
Lo que suponen los cruceros
Los distintos representantes de las patronales han explicado de forma clara y rotunda lo que suponen el turismo de cruceros para Ibiza, y Vila en especial. Los restauradores han indicado que los cruceros suponen un estímulo importante, sobre todo para los establecimientos que están más cerca de los muelles de atraque o los que trabajan con excursiones cerradas para los cruceristas. Desde Pimeef han indicado que el turismo de cruceros reactiva bastante la ciudad y permite cerrar de forma positiva una temporada que no haya sido muy positiva. Los comerciantes han llegado a cambiar horarios en función de la llegada de los cruceros a Vila. Y por último los transportistas también consideran muy importante el turismo de cruceros. El transporte discrecional registra más reservas y tachan de «muy importante» el mercado de los cruceristas, y lo mismo ocurre con los taxistas, que reivindican que haya más profesionales en activo para atender la demanda.
Escuchar a los sectores
Por lo tanto, basta ya de mensajes irresponsables que van en contra de la economía de Ibiza. Parece que a Ruiz no le basta con haber arruinado a los comerciantes de Isidor Macabich que ahora quiere impulsar el falso debate contra los cruceros y el supuesto colapso de Vila, que no está basado en ningún informe serio y riguroso. Los cruceros llegan de forma gradual a Ibiza y no son los culpables de ninguno de los problemas de la isla. Hay otras cuestiones más importantes que poner ahora a la opinión pública en contra de los cruceristas.
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El turismo de crucero tiene poder adquisitivo, es inmejorable para el puerto, Marina; Vara de Rey y Dalt Vila, se mueve en transporte público y no es un turismo de botellón y borrachera