Con España de fiesta, la selección hizo historia en el Mundial de Australia y Nueva Zelanda. Superó a Suecia (2-1) con otra demostración de carácter y alcanzó la gran final. La gesta tuvo acento mallorquín. Cata Coll y Mariona Caldentey volvieron a marcar sus nombres a fuego en un partido que ya forma parte de la leyenda. España jamás había superado a Suecia. Australia o Inglaterra, que disputan la otra semifinal, se encontrarán con el grupo de Jorge Vilda en el duelo decisivo.

Un año tumultuoso

Sucedieron casi tantas cosas en los últimos diez minutos de partido ante Suecia (los tres goles llegaron en esa franja) como en el último y tumultuoso año que ha vivido la selección. Jorge Vilda, distinguido ahora como el gran artífice del éxito soñado, sufrió un motín que parecía haber dinamitado para siempre al vestuario de la selección femenina. En este caso, la respuesta de la Federación resultó enérgica. Cerró filas en torno al entrenador madrileño y el tiempo ha acabado dando la razón al presidente Rubiales. De hecho, la lista para la cita mundialista, que arrancó el pasado 20 de julio, estuvo marcada en parte por el grave enfrentamiento entre Vilda y las jugadoras internacionales.

La herida está cerrada

No obstante, el tiempo y los resultados han evidenciado que la herida ya no sangra. Está cerrada. La selección es ahora una gran familia. Sólo así puede explicarse la mentalidad ganadora de este equipo de luchadoras, únicamente superado por Japón en la fase de grupos. Llegada la hora de la verdad, la fase de las eliminatorias, se ha mostrado implacable. Su presencia en la final no admite discusión de ningún tipo. Además, con dos futbolistas nacidas y formadas en la Isla: Cata Coll, en Pòrtol, y Mariona Caldentey, en Felanitx. No será fácil, pero ahora sólo falta mirar hacia el próximo domingo y levantar la Copa.