El jueves la Guardia Civil celebró la festividad de la Virgen del Pilar, patrona del Cuerpo, y la semana pasada fue la Policía Nacional la que festejó también en Palma su patrón, los Santos Custodios. En ambos casos, los respectivos jefes –el coronel Alejandro Hernández y el comisario José Luis Santafé– leyeron sendos discursos resumiendo las estadísticas más destacadas y enfatizando que Balears es un destino turístico seguro. En realidad, los datos y cifras policiales así lo confirman, por lo que debemos en primer lugar felicitar a los dos Cuerpos, que llevan a cabo una tarea titánica para luchar contra la delincuencia, en sus múltiples formas. Sin embargo, no hay que olvidar que la insularidad y los precios desbocados son un obstáculo para la llegada de nuevos agentes, que ven mermada su capacidad adquisitiva al tener que hacer frente a unos alquileres desproporcionados.

Un asunto prioritario

Así las cosas, debería ser un asunto prioritario para la Administración garantizar una serie de ayudas que hicieran de Balears un destino apetecible para la nueva hornada de policías nacionales y guardias civiles. No hay que olvidar que en Eivissa ya ha habido serios problemas ante la imposibilidad de muchos de ellos de encontrar un alojamiento a un precio medianamente razonable. Y en Mallorca, a este ritmo, se puede producir el mismo fenómeno. Pero las necesidades de nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad no acaban aquí.

Más presupuesto

Las unidades especializadas, como por ejemplo los equipos que luchan contra la ciberdelincuencia, tan activa en estos tiempos, necesitan presupuestos más actuales, porque no se puede permitir que los piratas informáticos campen a sus anchas y cometan estafas y fraudes continuos, contra empresas y también contra particulares. El trabajo de la Policía y la Benemérita está a un nivel muy alto, pero los medios que tienen se pueden quedar desfasados sin un presupuesto realista.