Poco antes de las fiestas navideñas, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, pactaron eliminar el término ‘disminuido’ en la Constitución para que en el artículo 49 sea sustituido por ‘personas con discapacidad’. Ha sido una reforma constitucional tan necesaria como tardía, ya que llega con una demora de más de cuarenta años. En Balears, como no podía ser de otra manera, la medida –que será efectiva hoy– ha sido aplaudida por los colectivos afectados, aunque con algunos matices. Sea como fuere, cualquier avance para apoyar a las personas con discapacidad es una buena noticia porque dignifica a un grupo que merece todos los respetos y que ha protagonizado auténticas gestas en diversos campos. Sin duda, son todo un ejemplo de superación.

Auténticos luchadores

No obstante, la decisión no ha sido del agrado de todos. «Para mí, todos somos personas; yo de disminuida o de minusválida tengo cero. Siempre me he buscado la vida. Soy profesora jubilada», argumentó ayer la vocal de la asociación Avite, de afectados por la talidomida. En realidad, estos colectivos han sufrido durante años una ofensa permanente al ser considerados disminuidos, lo que ha podido agravar su sufrimiento y, sobre todo, su integración en la sociedad, tan compleja en la mayoría de las ocasiones. Son auténticos luchadores que, en muchos casos, merecen un reconocimiento de instituciones y particulares.

La sociedad evoluciona

En realidad, al margen de los necesarios cambios en la terminología, lo importante es que estas personas sean tratadas y aceptadas como cualquier otra porque esa es la forma de conseguir su inclusión social, en condiciones de igualdad y sin prejuicios de ningún tipo. Eso    significará que la sociedad evoluciona. Son, ante todo y sobre todo, personas.