Las elecciones autonómicas en Galicia apenas han supuesto una sorpresa excepto para el CIS, que pronosticó que el PP perdería la mayoría absoluta. El PP ha vuelto a ganar con una victoria aplastante por quinta vez consecutiva, mientras el BNG se ha convertido en la segunda fuerza política, a 15 escaños de los populares. Por su parte, el PSOE se queda como tercer partido tras perder cinco escaños. Sumar y Podemos ni siquiera han podido entrar en el Parlamento gallego.

Hito del PP.

No es habitual que un partido pueda ganar tantas elecciones de manera continuada y mucho menos que lo haga por mayoría absoluta. Ni la marcha de Feijóo ha alterado las dinámicas electorales en Galicia, que históricamente vota al centro derecha. También es sorprendente que Vox tampoco entre en el Parlamento autonómico, un mal síntoma para el partido que lidera Santi Abascal, cuyo mensaje político empieza a difuminarse entre trifulcas internas como la vivida hace pocas semanas en Balears.

Un aviso.

Antes de las elecciones las fuerzas progresistas daban por hecho que el PP perdería la mayoría absoluta y que el resultado de Galicia confirmaría la pérdida de liderazgo de Núñez Feijóo a nivel nacional. Pero no ha sido así. Si las elecciones gallegas eran una prueba de fuego para Feijóo es de suponer que la derrota de los socialistas, relegados a tercera fuerza política, son un durísimo castigo a las políticas de Sánchez. Tampoco Yolanda Díaz, líder de Sumar, ha salido indemne de estas elecciones, sobre todo teniendo en cuenta que ella es gallega y que su partido ni siquiera ha obtenido un diputado. Los socialistas podrán esgrimir que no se puede sacar un análisis nacional a los resultados de Galicia, pero en cambio sí daban por hecho que el resultado sería un castigo para Núñez Feijóo. Es evidente que las elecciones gallegas son un serio aviso a la política de Sánchez, cuyas políticas para beneficiar a los independentistas catalanes comienzan a ser muy cuestionadas en otros territorios. Está claro que no todo vale en política y lo peor que podrían hacer los socialistas es no hacer una lectura nacional, la misma que pretendían realizar si el PP no hubiera ganado.