Uno de los grandes mantras de la izquierda es que hay que pagar más impuestos para disponer de unos mejores servicios públicos. Todos aquellos que pretenden que haya menos carga fiscal son insolidarios y, según acusan, no piensan en la bien de la comunidad, pero la realidad es que pagar muchos impuestos no garantiza unos buenos servicios públicos. En Ibiza hay varios ejemplos, pero quizás la situación de la Dirección General de Tráfico es el más sangrante para los ciudadanos.

Desmantelada la oficina

La DGT prevé importantes cambios en su delegación ibicenca. Se van a hacer cambios en los exámenes de conducir que dejarán a Ibiza sin examinadores fijos y obligarán, además, a remitir la documentación necesaria de los alumnos a Palma. El único aspecto positivo es que se ampliará el horario de la Oficina de Tráfico de Ibiza para otros trámites. Aún así, la isla se queda con la catalogación de centro desplazado de la DGT en Balears. Es preciso recordar que hasta ahora dichas oficinas ya no abrían todos los días de la semana por falta de personal.

Desinterés

El problema de la DGT en Ibiza no es nuevo y lamentablemente no se ha hecho nada para mejorarlo. La falta de personal ha sido un problema constante desde hace tiempo y por desgracia no ha habido la más mínima reacción para dotar de una plantilla razonable la delegación ibicenca. Esa falta de personal se ha traducido, además, en problemas para hacer los exámenes de conducir. El problema, como en el caso de muchos empleados públicos, es que no se paga un plus de insularidad adecuado a los funcionarios para que quieran trabajar en Ibiza, donde saben que no encontrarán vivienda. Si ese es el problema no acaba de entenderse que no se convoquen plazas de personal para personas que ya residen en la isla. La falta de personal no es excusa para no dar una buena atención a unos ciudadanos como los ibicencos que se merecen que los servicios públicos estén a la altura de los impuestos que pagan, según el credo de los partidos socialistas. Quizás sea el momento ya de empezar a exigir algunas dimisiones por una manifiesta incompetencia.