Durante estos últimos días se han conocido testimonios de personas que residen en caravanas en Ibiza, que han puesto en evidencia el drama que viven desde hace tiempo. Mayoritariamente eligen este tipo de viviendas porque les resulta imposible poder encontrar un piso en alquiler para pasar la temporada, un problema que se agrava año tras años sin que se pueda encontrar una solución satisfactoria para todos. Si ya de por sí debe ser complicado vivir durante meses en caravana, mucho más lo es cuando no puede encontrarse una ubicación más o menos estable sin que perjudiquen a nadie.

Casos dramáticos

Las personas que viven en caravana cuentan historias dramáticas, como es el caso de María, que lleva 30 años residiendo en la isla y que tuvo que abandonar la vivienda en la que residía de alquiler junto a su hija y nieto. No ha podido encontrar un piso y su hija vive con ella en la caravana. El pequeño ha tenido que irse a vivir con sus abuelos paternos. Casos como María puede haber muchos: personas que han tenido que abandonar los pisos en los que residían durante años porque no pueden pagar el alquiler y la caravana es la única opción para no dormir en la calle.

Flexibilidad

Evidentemente, los ayuntamientos tienen que poder regular sus espacios públicos, pero no pueden cerrar los ojos ante el problema de las caravanas, que sufren todo tipo de obstáculos a la hora de poder estacionar en alguna zona de forma estable. Si las caravanas son vehículos homologados y que pagan sus impuestos, ¿a qué se deben tantas limitaciones a la hora de estacionar? Los residentes actuales de las caravanas no son turistas o personas que están de vacaciones. Son mayoritariamente trabajadores sin casa, que vienen a hacer la temporada a Ibiza o incluso personas residen en la isla durante todo el año como el caso de María y su hija. Cuesta entender que no haya un poco más de empatía con este tipo de personas. El Consell d’Eivissa debería ponerse al frente y coordinar con todos los ayuntamientos una ubicación estable para este tipo de vehículos sin que se sientan que están al margen de la ley. Bastantes dramas sufren por la falta de vivienda para tener que ir escapando de los policías locales cada dos por tres.