Este periódico publicaba este lunes una información actualizada sobre los precios de alquileres de pisos en Ibiza y Formentera. Al rastrear los portales inmobiliarios se pueden encontrar precios que están totalmente al margen del sentido común y que hacen imposible que puedan llegar nuevos trabajadores a la isla de cara a la temporada turística. El precio más llamativo es el de un apartamento de una sola habitación en la zona norte de Ibiza que solo se alquila de junio a septiembre por 4.000 euros al mes. La electricidad no está incluida en el precio. No es el único precio disparatado que se puede encontrar en los portales inmobiliarios, donde también llama la atención que algunos propietarios exigen cobrar toda la renta por adelantado.

Los precios.

En el centro de Ibiza se ofertan viviendas dirigidas sobre todo a empresas. Por ejemplo, un piso de tres habitaciones se alquila por 2.500 euros al mes, y además se exige pagar seis meses por adelantado. Estas opciones de pago difícilmente pueden ser asumidas por particulares. En Sant Josep, los precios oscilan entre los 2.000 y 3.800 euros en temporada, con el pago de dos meses de fianza y el pago adelantado de todos los meses.

Medidas contundentes.

Es evidente que estos precios merecen una profunda reflexión y, sobre todo, medidas contundentes. Quizás convendría mirar qué soluciones se han adoptado en otros lugares para imitarlos y encontrar una salida al drama de la vivienda en las Pitiusas. Así, en Nueva York se ha prohibido tajantemente el alquiler de pisos turísticos a través de portales como Airbnb. Los alquileres de pisos a través de estos sistemas de comercialización son perseguidos de manera contundente por las autoridades de la ciudad estadounidense para intentar buscar una solución a los residentes y frenar la masificación turística. Pagar 4.000 euros al mes por un apartamento de una habitación en Ibiza no es que sea inasumible económicamente. Es simplemente una indecencia, insoportable para los residentes y aquellos trabajadores que tienen una oferta laboral en las Pitiusas. Por eso convendría dar un paso más y actuar de manera menos tibia e, incluso, contemplar una medida como podría ser la liberalización del suelo. Seguir la misma línea solo servirá para que los precios sigan creciendo y expulsando a trabajadores de temporada y a los propios ibicencos.