La carrera hacia las próximas elecciones generales está ahora un poco más clara desde que se ha firmado el acuerdo entre las dos principales fuerzas de la izquierda, PSOE e Izquierda Unida. Ha quedado demostrado, con esta decisión de ambas formaciones, que los socialistas han optado por dar un giro hacia la izquierda "su espacio natural", abandonando un poco ese centro que se disputaban tanto ellos como los populares.

Por eso el Partido Popular debe aprovechar el momento para lanzar a la palestra electoral no sólo los logros conseguidos en materia de empleo o de impuestos, sino también para elaborar nuevas propuestas que incidan precisamente en ese amplísimo sector de la población que se considera de centro. Hasta ahora la maquinaria electoral de los populares parece ponerse en marcha con lentitud y a la larga e inverosímil retahíla de ideas lanzadas por el líder socialista Joaquín Almunia sólo han respondido con un par de propuestas, también bastante extrañas. Una ha sido la creación de un servicio social que vendrá a llenar el hueco que deja la Prestación Social Sustitutoria con la desaparición del Servicio Militar obligatorio. Y la otra, más sorprendente, es la idea de José María Aznar de prolongar la vida laboral de los españoles más allá de los 65 años, siempre con carácter voluntario.

En un país en el que el paro está a la orden del día y no son pocas las empresas que tienen la costumbre de prejubilar a sus empleados a los 55 años, promover el trabajo en la tercera edad resulta, cuando menos, chocante.

Pero no podemos olvidar los casos de catedráticos, artistas, investigadores, científicos, etcétera, que pese a haber superado la barrera de los 65 años mantienen una lucidez extraordinaria y pueden seguir aportando al país sus conocimientos y su riqueza creativa.