E n su informe semestral de previsiones divulgado esta misma semana, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) certifica el gran momento que vive la economía mundial, da cuenta de la rapidez con la que se han superado las diferentes crisis y revisa al alza sus previsiones de crecimiento para el 2000. En suma, nos encontramos en un momento de extraordinaria bonanza económica "el mejor de los últimos 12 años, a juicio de los expertos" habiendo quedado parcialmente atrás, tanto la progresiva debilidad del euro como aquel desequilibrio generado por un ritmo de crecimiento de la economía norteamericana inalcanzable para Europa. Por descontado que este altísimo crecimiento "las previsiones medias en la evolución del PIB han pasado del 2'9% al 4%" estará acompañado por una notable reducción del paro, lo que contribuirá a limpiar en buena medida esa imagen de la economía europea ante la estadounidense, siempre algo manchada por el baldón del desempleo. La Unión Europea se encuentra, pues, inmersa en un ciclo de expansión económica, algo que incita a mirar hacia el futuro con tranquilidad. Un estado de ánimo no exento sin embargo de cierta preocupación, causado esencialmente por la amenaza de inflación que suele acompañar este tipo de situaciones de gran crecimiento económico. Es éste, no obstante, un peligro de ésos que no preocupa en exceso correr ya que, amén de ser susceptible de corrección, supone el establecimiento de las bases de una economía fuerte. Más preocupante resulta, a nuestro juicio, el que ese crecimiento no se traduzca por el momento en políticas de mayor visión de futuro urdidas, precisamente ahora, en estos momentos de gran desarrollo económico. Tanto por razones de humanidad, como de propia conveniencia, Europa debería mirar hacia Africa e invertir allí parte del excedente económico que hoy posee. Con ello conseguiría, tanto aliviar la preocupante situación de muchos países, como contribuir a atenuar un problema de inmigración que, de no tratarse con inteligencia, llegará a crear situaciones muy delicadas. Los responsables de la Unión deberían pensar en todo ello en estos momentos de euforia.