La declaración realizada ayer por el ex secretario general del Partido Popular pitiuso Manuel Alonso Fernández Revuelta en el juzgado que instruye el caso de los votos argentinos en Formentera no aportó desgraciadamente ningún dato relevante que contribuya, de momento, a esclarecer judicialmente uno de los sucesos más sospechosos de la historia de la democracia en las Pitiüses y, por extensión, en el conjunto de Balears. Alonso ratificó todas sus declaraciones públicas anteriores, recogidas por los medios de comunicación, sobre sus sospechas de que alguien había organizado "en un círculo que tanto puede ser el estrictamente local como el más amplio de estrategia general" un plan para favorecer en Formentera la victoria de la lista del PP gracias a los votos por correo de personas ajenas a la isla pero que figuraban en el censo electoral del municipio. Con estas sospechas, pero ningún nombre ni dato ni detalle, acabó una de las comparecencias más importantes para tratar de echar luz sobre el asunto por el destacado puesto que ocupaba en el momento en el que todo se debió gestar. Se esperaba más de una de las voces más críticas de la derecha de la isla, sobre todo porque durante los años que estuvo a cargo del aparato del partido se ganó la fama de ser una persona muy concienzuda y organizada, para quien, en teoría, una trama como la que se ha apuntado no debía pasar desapercibida. Por lo que dijo, fue así y, al reconocer su desconocimiento del origen de la inserción de residentes ausentes en el censo, se abre el margen de posibles responsables de una treta que tiene mucho de fraude, si no todo. Se mantiene, pues, la espera de algún dato señale concluyentemente si estamos hablando de delitos o conspiraciones; de momento, el caso queda exactamente en los mismos términos en los que estaba.