La violencia no cesa en el País Vasco. En esta ocasión no se registraron muertos ni heridos, pero sí daños materiales al lanzar un grupo de encapuchados cócteles molotov contra una de las fachadas de la sede del diario «El Correo Español El Pueblo Vasco» en Bilbao, en un nuevo ataque contra un medio de comunicación. Esto demuestra el nulo respeto de los de siempre por la libertad de expresión y la escasa consideración para con las ideas que no coinciden con las suyas propias.

Esto, de hecho, no es ninguna novedad, sino que simplemente contribuye a confirmar lo que todos ya sabemos, que existe una minoría en Euskadi que pretende imponer en todo momento, y más ahora cuando hay una nueva cita con las urnas, la política del miedo. Y viene a ratificar, además, que existe una coincidencia entre los objetivos de ETA y los de la 'kale borroka'.

Si alguna conclusión debe extraerse de todo ello es que no se debe ceder a las presiones de los que no tienen ninguna legitimidad para reclamar absolutamente nada, legitimidad que única y exclusivamente corresponde a los demócratas, nacionalistas o no nacionalistas.

Es lógico pensar que, debido a las elecciones en ciernes, los violentos no van a callarse, van a hablar del único modo que saben hacerlo, mediante los ataques a todo aquello con lo que no comulgan. Por desgracia, es muy difícil en estos momentos de permanente enfrentamiento entre el PNV, por un lado, y PP y PSOE por otro, conseguir una unidad de todos contra los terroristas y contra los jóvenes cachorros de las bombas incendiarias, aunque eso sería, evidentemente, lo deseable para minar toda cuanta fuerza puedan sentir éstos contra los más elementales principios del diálogo y la tolerancia.