El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se afanaba el sábado en anunciar que su departamento devolverá a lo largo de este mes la nada despreciable cantidad de 146.000 millones de pesetas antes de terminar el mes. Una noticia que aunque provoque la natural alegría en los beneficiarios, no hace sino dejar en evidencia el mal funcionamiento de las arcas públicas de este país.

En sus declaraciones del sábado, Montoro recordó que este año la Agencia Tributaria retornará a sus dueños nada menos que 1'2 billones de pesetas recaudados a lo largo del ejercicio anterior.

O sea, que casi nueve millones de españoles "y sus familias" se han visto privados durante todo un año de una enorme cantidad de dinero que bien podrían haber empleado en mejorar sus condiciones de vida o bien podrían haber aprovechado para sacarle algún rendimiento que de esta forma se queda en manos del Estado.

Queda claro pues que la reforma impositiva llevada a cabo por el Gobierno de José María Aznar no ha hecho más que "por más que presuman de haber bajado los impuestos" forzar las retenciones a aquéllos que no tienen más remedio que acatarlas sin rechistar, como son los trabajadores por cuenta ajena.

Ahora, por más que la devolución sea rápida, por más que la Agencia Tributaria facilite al contribuyente la realización de la declaración de la renta y por más que el dinero esté en manos de sus dueños en pocas semanas, siempre habrá pasado un año fuera de su lugar. No estaría mal que desde el Gobierno se plantearan una racionalización del sistema, de forma que esos millones de personas que recuperan ahora su dinero puedan disponer de él en su momento, en la nónima, con una auténtica rebaja de los tipos fiscales. El PSOE, en la oposición, ya se ha puesto a trabajar en ese sentido.