Este año el inicio del curso político en Balears no se ha hecho esperar. Tras las palabras de Aznar en Menorca y en Quintanilla sobre el Pacte de Progrés y las correspondientes réplicas de Antich, la entrevista, el pasado sábado, entre el presidente del Govern y el portavoz del PP, José María González Ortea, ha dado un giro positivo a las relaciones entre el Pacte y el PP. El líder de la oposición se ha comprometido a mediar ante el Gobierno central para conseguir más inversiones al mismo tiempo que pedía al Ejecutivo autonómico que cambiase el clima de sus relaciones con Madrid. Hasta tal punto está cambiando el marco político actual, que Antich podría volver a reunirse con Jaume Matas.

Ciertamente, el Ejecutivo de Aznar no propiciará en ningún momento que sus adversarios en el arco político puedan apuntarse realizaciones en su haber que sean después rentabilizadas en el momento de unas elecciones. Esto significa que las concesiones a Balears pueden ser escasas o nulas. Ahora bien, si media la intervención del partido de Aznar en las Islas, tal vez pueda darse una salida favorable a las grandes cuestiones pendientes, en caso que se logren soluciones que beneficien a Balears en su conjunto y sean consecuencia de un necesario consenso.

Sin embargo, no debemos engañarnos y, pese a que la nueva actitud de ambas partes nos haga albergar algunas esperanzas, lo que se desprende de las reuniones mantenidas son unas simples declaraciones de intenciones que deberían, en todo caso, llevarse a la práctica.

Las diferencias ideológicas siguen siendo las mismas, aunque es positivo que el clima de crispación al que se había llegado desaparezca para dar paso a actitudes más abiertas y dialogantes, que son las únicas que podrían conllevar a una relación Madrid-Balears que redunde en beneficio de los ciudadanos de las Islas.