El larguísimo contencioso que enfrenta a Marruecos y el Frente Polisario sobre la posesión del Sáhara Occidental podría aproximarse a su fin. La ONU tiene en estudio un plan que podría resultar viable, entre otras razones menos importantes porque los Estados Unidos tienen bastante interés en que así sea. Se trataría de la partición del territorio del Sáhara entre Marruecos, que se quedaría con la zona norte, y el Polisario que tendría un Estado en el sur. Independientemente de que las partes en conflicto acaben por aceptar dicho reparto y las condiciones en que podría producirse, está claro que la aplicación del plan tendría gran importancia estratégica. Por un lado, Argelia, noveno productor mundial de petróleo, vería colmada su vieja aspiración de tener una salida al Atlántico para el mismo, reconocidas sus buenas relaciones con el Polisario. El petróleo argelino llegaría al Océano a través de Mauritania y del nuevo Estado Polisario, posibilitando de esta manera operaciones comerciales hoy más complicadas. A ese interés de Argelia, hay que añadir el de unos Estados Unidos dispuestos a solucionar de una vez por todas el conflicto. Los norteamericanos desean a toda costa estabilizar un Magreb "una de las zonas del planeta con más potencial en recursos energéticos" acerca del que tienen grandes proyectos. Y en este sentido han tomado partido por Argelia, en donde al fin y a la postre tienen intención de «instalarse». Washington planea un formidable desembarco comercial en el Magreb "se habla de inversiones cercanas a los 2.300 millones de euros", lo que imprescindiblemente exige la creación de un mercado sólido, ajeno en todo a una situación actual en la que el enfrentamiento entre países obstaculiza la existencia de intercambios comerciales. Puestas así las cosas, la disputa entre Marruecos y el Frente Polisario podría diluirse ante la fluidez de «superiores» intereses económicos. Otra cosa son los problemas que a la larga pueda generar el aposentamiento USA en la zona. Pero de ello ya habrá tiempo para hablar.