Concluye hoy un año en el que si hemos de destacar algo en el contexto internacional es la incertidumbre vivida en torno a los posibles conflictos que pudieran desatarse contra países que presuntamente han dado o dan cobertura al terrorismo. Aún hoy, último día de 2002, se cierne sobre el desarrollo de todo el planeta la presumible guerra contra Irak por parte de Estados Unidos y sus aliados, un conflicto que ya ha sido largamente anunciado. Y esto ha tenido un enorme peso en la economía mundial, sumida en un proceso de desaceleración del que no parece poder salir pese a las medidas de rebaja de los tipos de interés adoptadas en su día por las autoridades monetarias estadounidenses o el Banco Central Europeo. Esta situación se ha agravado en los últimos días con el encarecimiento del precio del crudo, motivado ésto tanto por lo anterior como por la huelga de las petroleras en Venezuela, segundo productor mundial.

Pero no podríamos pasar por alto la entrada en vigor de la nueva moneda, el euro. Un año después, pese a lo que pueda indicarse desde las diferentes administraciones, los ciudadanos españoles perciben que el incremento a causa del traído y llevado redondeo ha encarecido notoriamente el coste de la vida.

Por si algo faltara a este oscuro panorama, el 'Prestige' vino a teñir de negro las costas gallegas, asturianas y vascas, con lo que ello supondrá en el futuro para muchas familias que viven del mar en aquellas zonas.

Ante todo esto, es preciso que desde el Gobierno se adopten medidas eficaces, y que no se limiten, como han hecho hasta ahora, a decirnos que España responde mejor que sus socios comunitarios a la crisis. Esta es la principal tarea para este 2003 que dentro de unas horas va a comenzar.