La última entrega de la banda terrorista ETA ha venido en forma de entrevista al diario 'Gara'. Desafortunadamente, las perspectivas que nos augura no son las más positivas, sino todo lo contrario. Los asesinos justifican la barbarie del atentado de Barajas y la muerte de dos inocentes como la respuesta a los que ellos llaman «los ataques del Estado contra Euskal Herria» y el presunto «incumplimiento de los compromisos adquiridos para el alto el fuego». Y, por si algo faltara, condicionan la continuidad de su sinrazón asesina a la presencia de la izquierda abertzale en los próximos comicios autonómicos y municipales. Añaden, como siempre, sus reivindicaciones de territorialidad y autodeterminación y se refieren a la propuesta de autonomía de País Vasco y Navarra como positiva para desbloquear el proceso, pero mantienen sus aspiraciones de un Estado vasco independiente.

Las declaraciones de ETA tienen todo el aspecto de un nuevo pulso al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, toda vez que le ponen entre la espada y la pared. O facilita la presencia de la izquierda abertzale en las elecciones derogando las leyes que haga falta o se acabó la tregua y se rompió el proceso. Es un chantaje en toda regla al que el Gobierno ya ha respondido diciendo que lo único que tiene que hacer la banda es anunciar el abandono de la violencia.

Desafortunadamente no nos encontramos ante ese escenario. Es más, después de las revelaciones surgidas tras la desarticulación del 'comando Donosti', parece ser que ETA ha ido preparando el terreno para atentar cuando fuera preciso para intentar forzar al Ejecutivo a caminar en la vía que interesa a la banda.

Los partidos políticos son los únicos interlocutores válidos en cualquier proceso político, y ETA no puede ni debe tutelar nada. En este momento, Rodríguez Zapatero se encuentra en una encrucijada difícil, en una apuesta por la paz que puede truncarse en cualquier momento por culpa única y exclusivamente de los bárbaros que acumulan pistolas y explosivos y hacen de ellos instrumento para conseguir sus intereses aunque tengan que llevarse por delante vidas inocentes.