Lo que en muchos países es una práctica común en España tiene un carácter excepcional, sólo así puede calificarse que hayan transcurrido más de quince años desde que se celebró el último debate 'cara a cara' televisado de los dos candidatos a la presidencia del Gobierno, entonces Felipe González y José María Aznar. Ahora, tras el acuerdo alcanzado entre el PSOE y el PP, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy celebrarán dos encuentros dialécticos ante las cámaras de televisión, serán los días 25 de febrero y 3 de marzo.

Han sido necesarias semanas de duras negociaciones entre las dos formaciones políticas para alcanzar un acuerdo por el que será la Academia de la Televisión la que gestionará la señal de los debates, la cual se ofrecerá a todas las cadenas aunque ya ha habido una de ámbito estatal, Telecinco, que ha rechazado la oferta.

En todo caso, lo importante radica en el hecho de que los españoles podrán asistir al debate directo entre las personas que están llamados a dirigir España durante los próximos cuatro años, conocer sin artificios publicitarios qué propuestas tienen en temas tan importantes como la economía, el paro, las infraestructuras, política exterior, seguridad, ... y contrastarlas con su adversario político. Este es el núcleo de la cuestión, el derecho de los electores a conocer, de viva voz, el contraste de las opciones políticas mayoritarias que quieren asumir la máxima responsabilidad de Gobierno.

De cara al futuro cabe esperar que con la decisión tomada en la celebración de los debates éstos dejen de ser una excepción en los usos y costumbres de la política española y pasen a ser, ante futuras confrontaciones, un compromiso ante los electores, ante los ciudadanos, que son al fin y a la postre quienes dan cuerpo a la democracia. De momento hay que permanecer atentos a la pantalla.