Los denodados esfuerzos del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por lograr un acuerdo entre empresarios y sindicatos están topando con más dificultades de las previstas. La exigencia de una rebaja de cinco puntos en la cotización de la Seguridad Social planteada por la CEOE -matizada en el documento presentado en la tarde de ayer- ha dejado el diálogo social al borde del abismo, entre otras razones porque tanto el Gobierno como el resto de los agentes sociales no están dispuestos a retroceder en las prestaciones obtenidas ni poner en peligro su supervivencia financiera.

La cena organizada en el palacio de La Moncloa entre todos los actores no logró desatascar la negociación, la cual ha quedado pendiente de un cambio de actitud por parte de los empresarios que se ha materializado en un nuevo documento en el que, al menos, permite mantener abierta la negociación ya que abandona las posiciones más intransigentes en las que se habían encastillado los empresarios -la reducción de cinco puntos en la cotización a la Seguridad Social.

Resulta incomprensible que el diálogo social en España haya podido quedar encallado en un aspecto que, atendiendo a la adversa coyuntura económica que atraviesa España, lo hace inasumible por el propio sistema. Los empresarios, la gran patronal, da la sensación que han tratado de dinamitar un acuerdo que debería servir para salir lo más pronto posible de la crisis. Por sentido de la responsabilidad y por pura coherencia política, los planteamientos de la CEOE son inasumibles por el conjunto de la sociedad española; ésta es una cuestión que va más allá de una negociación con los sindicatos. Este es un aspecto que los empresarios no han querido entender.