El presidente nacional del Partido Popular, Mariano Rajoy, está teniendo serias dificultades para transmitir una imagen de seriedad y rigor en su formación política. Las turbulencias internas son constantes, los ejemplos más recientes son la suspensión de militancia de Ricardo Costa "ex secretario general del PP en València" y el culebrón de Caja Madrid, que ha reavivado la pugna entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón, que ha dejado como víctimas colaterales al vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, y a Rodrigo Rato, el candidato a presidir la entidad financiera "la segunda caja de ahorros en importancia del país".

La suspensión de militancia de Costa es la respuesta inmediata de Madrid a la actitud altiva del ya ex 'número dos' del presidente valenciano Francisco Camps, aunque en definitiva no es más que una prueba de fuerza del equipo de Rajoy para evitar que el 'caso Gürtel' siga deteriorando, todavía más, el Partido Popular.

Más grave es lo que está sucediendo con la presidencia de Caja Madrid. La pugna institucional y política entre la Comunidad "que tiene la competencia directa en el nombramiento" y el Ayuntamiento de la capital de España es el peor favor que se le puede hacer para la solvencia futura de la entidad, otra cuestión en la que Rajoy se ha visto obligado a imponer a su candidato "Rodrigo Rato", una figura incuestionable que llegará al cargo con su imagen lesionada. Por el camino quedará la eterna pelea entre la presidenta Aguirre y el alcalde Ruiz Gallardón en la que el vicealcalde, Manuel Cobo, se perfila como el chivo expiatorio de todo este monumental despropósito. Es lamentable que el PP no pueda evitar que sus luchas intestinas salpiquen las instituciones.