La liberación de la tripulación del Alakrana es una magnífica noticia. Ha acabado, por fin, el largo secuestro del atunero español que durante cuarenta y siete días ha permanecido bajo el control de una banda de corsarios somalíes, los cuales han obtenido un multimillonario botín pagado "ésta es una de las preguntas que todavía no tiene una respuesta clara" por el armador del barco y/o el propio Gobierno español. El primer objetivo para resolver la crisis se ha cumplido: liberación sin causar daños personales. A partir de ahora tienen que aclararse los numerosos aspectos que han intervenido en este complejo, y en ocasiones angustioso, episodio que ha tenido en vilo a España durante semanas.

No puede pasar desapercibido el detalle del presidente Zapatero cuando ha hecho una especial mención del papel desempeñado por el titular del Ministerio de Asuntos Exteriores, Miguel Àngel Moratinos, para lograr la liberación del Alakrana. Los esfuerzos diplomáticos han sido determinantes para conseguir que los piratas liberasen el barco y sus tripulantes, este punto indica un cambio radical de la estrategia inicial de España que había puesto el tema en manos de Defensa.

Con todo quedan por aclarar cuestiones muy importantes en relación con este secuestro, desde la bandera bajo la que se encontraba faenando el Alakrana hasta su posición fuera de la zona de protección de la 'operación Atalanta' y el futuro judicial de los dos secuestradores detenidos y trasladados a España. Otro punto trascendental respecto a la seguridad de los pesqueros españoles frente a las costas de Somalia deriva de que, con el Alakrana, ya son dos los atuneros "el primero fue el Playa de Bakio" que han sido liberados después de pagar sumas importantes de dinero a sus secuestradores.