Futbolistas, smartphones y redes sociales. El éxito está asegurado. Nos ponemos en faena. Miércoles. Siete y cuarto de la mañana. Salida de la Discoteca Pachá. La Fiesta Flower Power ha tocado a su fin. Centenares de jóvenes anónimos y no tanto abandonan la sala. Entre ellos, el futbolista Gonzalo Higuaín. Pese a ir tocado con un sombrero borsalino, el delantero del Nápoles y de la albiceleste es reconocido por un grupo de compatriotas que reclaman su presencia para una fotografía. Llegado este punto arranca la acción. El Pipita se niega a la fotografía pero le tiende la mano al joven que ya está en el plano de sus amigos que graban todo con los smartphones. Uno de los improvisados reporteros gráficos tensa la cuerda y le espeta un «anda, que no metes ni un penalti». El lío ya está servido. El delantero responde con el clásico «tú a mí no me dices eso» y amaga con un gancho. Toda la escena queda recogida en dos cámaras con ángulos diferentes. En cuestión de minutos, la película de los hechos estará subida en internet y de ahí al estrellato en las redes sociales media apenas un minuto. Hoy en día todos llevamos dentro ese reportero gráfico encarnado por James Stewart en La ventana indiscreta de Alfred Hitchcock. Con un smartphone te puedes hacer un selfie o una foto junto a tu ídolo, aunque falle penaltis. Pero también lo puedes utilizar para ponerlo en el disparadero. Las nuevas tecnologías nos ayundan en el día a día pero hay que hacer un buen uso de ellas y saber cuándo procede. Que la información fluya es vital y nos ponen en alerta. Las redes sociales son la ventana indiscreta del siglo XXI. Gracias a esta corrala versión 2.0, algunos vecinos de la isla han puesto cara a una vecina indiscreta que se cuela en sus casas.