Once días después del 76 aniversario del desembarco de Normandía y apenas cuatro después del desembarco popular de mallorquines en Formentera, ayer era el día D y la hora H para el desembarco populista de la presidenta del Govern. Francina Armengol aterrizó en Ibiza con su plan piloto de turismo bajo el brazo, un corredor seguro que implica básicamente una puerta de entrada de turistas alemanes en Mallorca. Por aquello de vertebrar, el plan también incluía unas migajas para Ibiza. Francina aterrizó en es Codolar horas antes de que desembarcasen los 76 pasajeros procedentes de Düsseldorf, alemanes, belgas y luxemburgueses que en su mayoría venían a su segunda residencia.
Las visitas de Francina Armengol a Ibiza suelen estar ligadas a la colocación de la enésima piedra en una urbanización VPO que sigue sin alzarse, el corte de alguna cinta o algún acto de partido. Si la agenda cuadra las tres cosas, mel de magraneta. El presidente del Consell, Vicent Marí aprovechó la visita de Armengol para solicitar que el plan piloto se extienda al Reino Unido, el mercado más importante para Ibiza. A la espera de respuesta, el mensaje de la presidenta del Govern balear es que Ibiza y Formentera también se benefician del plan piloto porque podemos tomar nota de los protocolos de seguridad. Gracias por tanto, presidenta.


Hemos pasado del cerrado total a abrir corredores seguros para atraer turistas. Y Francina todavía tiene que estar digiriendo el último requiebro de Sánchez y su apertura de fronteras para el próximo lunes. No hay dinero para tanto ERTE.