Hoy nos vamos a dar el gusto de presentar a un personaje que no está de actualidad pero nos alegra la vida, director, guionista, cantante, actor de voz, ateo, humorista empedernido un poco guarro y, en definitiva, padre de esa obra maestra de la cultura popular que es la serie de dibujos animados Padre de Familia (Family Guy), de cochambrosa actualidad desde el año 1.999.

Sí, nos gusta mucho Seth MacFarlane, un comediante de Connecticut, Nueva Inglaterra, con aspecto de tipo de Jaén, moreno, pelo hirsuto, barba cerrada, cejas espesas y sonrisa cargada de malas intenciones, que no sólo presta su voz al gordo imbécil Peter Griffin, sino también a su perro dramaturgo Brian, nuestro animal de dibujos animados favorito. Las ganas que teníamos de sacar en esta sección a un humorista procaz y algo desquiciado, que lleva más de veinte años mofándose de todo en la sucia América de Trump, incluido lo más sagrado. Incluidos los celebérrimos Simpson y el propio MacFarlane, al que parodia sin piedad. Lo preferimos a cualquier filósofo, sociólogo o líder político, a cualquier artista sublime, porque Family Guy, aunque incorrecta y un tanto marrana, es divertidísima, lo que constituye la más elevada categoría moral conocida. Además, estamos enamorados de Lois, la mujer del idiota, no por sus virtudes intelectuales y cívicas sino por su físico.

Y también del bar La almeja borracha, donde nos gusta pasar el rato sin hacer nada. ¡Enamorados de un dibujo animado! ¡Durante décadas! Y eso gracias al comediante MacFarlane. Qué labor humanitaria la suya, qué talento inclusivo y solidario. Hasta se permitió denunciar y ridiculizar al cabronazo Weinstein, cuando nadie se atrevía a decir ni pío. No todos los grandes personajes tienen que ser insoportables. Está Seth MacFarlane, el padre de Padre de Familia.