La Santísima Eucaristía es el Misterio de fe. | Pixabay

La fiesta de este domingo se centra en la adoración de la eucaristía en la que Cristo está presente verdadera, real y sustancialmente. Mientras cenaban, Jesús tomó pan y dijo: esto es mi cuerpo, esta es mi sangre.

La Santísima Eucaristía es el Misterio de fe. La palabra ‘esto’ no se refiere al acto de partir el pan, sino a lo que el Señor presenta a sus discípulos. Ante los ojos de sus discípulos aparecía pan, que ya no era pan sino el Cuerpo de Cristo. Lo mismo hay que decir acerca de esta es mi sangre. En la Última Cena, Cristo se entrega voluntariamente a su Padre como víctima que va a ser inmolada. En esta solemnidad del Corpus recordamos que la Eucaristía es el Sacramento más perfecto de nuestra unión con Cristo. En este día los católicos del mundo entero deseamos expresar públicamente al Señor nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor. La Iglesia vive de la Eucaristía, vive de la plenitud de este Sacramento, cuyo maravilloso contenido y significado han encontrado a menudo su expresión en el Magisterio de la Iglesia desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. No hay ningún sacramento más saludable que éste, pues por él se borran los pecados, se aumentan las virtudes y se nutre el alma con la abundancia de todos los dones espirituales, afirma Santo Tomás de Aquino.

En la Iglesia, se ofrece por los vivos y por los difuntos, para que a todos aproveche, ya que ha sido establecido por la salvación de todos.

En la Encíclica ‘Misterium Fidei’ del Papa San Pablo Vl: Ante todo queremos recordar una verdad que muchos católicos han sellado con su propia sangre esto es: que la Eucaristía es un altísimo misterio; más aún, como dice la Sagrada Liturgia, el «misterio de fe». Es, pues, necesario, que nos acerquemos a este misterio, con humilde reverencia, no buscando razones humanas, que deben callar, sino adhiriéndose firmemente a la revelación divina. Haciendo eco al Doctor Angélico, el pueblo cristiano canta frecuentemente: En ti se engaña la vista, el tacto, el gusto; solamente se cree al oído con certeza. Creo que lo ha dicho el Hijo de Dios, pues no hay nada más verdadero que la Palabra de la verdad. San Buenaventura afirma: Que Cristo esté en el sacramento como signo, no ofrece ninguna dificultad; pero que esté verdaderamente en el sacramento como en el cielo, he aquí la gran dificultad: ¡Creo Señor, pero aumenta mi fe!. Aquí está el mérito de la fe.