Amerizaje de un coche en una piscina de Cas Mut. | ARCHIVO

Para lo bueno y para lo malo, Ibiza es un imán. En palabras del amigo Pep, también conocido como Dj Pandereta: un imán de problemas. Cuenta la leyenda que a este alcoià le cogió de vacaciones en los Estados Unidos el 11-S. Un mes se quedó triunfando en la gran manzana.Estando de corresponsal en Bruselas le pilló otra serie de atentados. Suma y sigue. Y a los pocos días de aterrizar en Madrid le cayó en la plaza de toros de Móstoles un helicóptero en el que viajaban Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre. Coincidencias, tal vez.

La llegada de la temporada a Ibiza también suele ser un imán de problemas con un torrente de calamidades y tropelías que alimentan la crónica de sucesos.

Y la reapertura tras el fin del estado de alarma ha sido atronadora. En cuestión de siete días hemos vivido el incendio del yate Phersing 45 Ja Jo , la embarcación en la que años atrás fue fotografiada Isabel Pantoja tras su paso por el penal; el aterrizaje de emergencia de un caza F35 de la US Air Force en es Codolar; el amerizaje de un coche en una piscina de Cas Mut; la muerte de la joven Elena a manos de su pareja y el tiroteo en una fiesta ilegal en una villa privada. A todo esto se suman los sucesos atemporales, los de ir por casa.

Atracos a mano armada y robos a golpe de bolardo . Y aquí es donde se nos ven las costuras. Que el napolitano detenido por quemar a plomo a un paisano acabaría en Can Reixes era una apuesta tan segura como los autos de libertad que día tras día se firman para ‘nuestros’ reincidentes. El último ejemplo: la puesta en libertad del presunto autor de una oleada de robos en Vila a golpe de bolardo. La semana pasada fue el turno de un joven con una veintena de robos en la Marina. El maestro Berlanga se frotaría las manos con la nueva y vieja (a)normalidad de Ibiza.