La verdad es que este tsunami no lo vimos venir. Cuando uno se pensaba que ya lo había visto todo en materia de cortinas de humo, llega el efecto Rigoberta ¡Ay, mamá! Con la gasolina a 1,60 euros el litro (máximo histórico desde 2012), la factura de la luz desbocada, el butano haciendo boom y el aceite en modo «más oro líquido que nunca» … un segmento de la población impone el relato por la vía de las redes sociales y su eco en los altavoces mediáticos. Y poca broma, están tan on fire que han elevado a la categoría de cuestión de Estado la decisión del jurado del ‘Benidorm Fest’. Y todo porque no ha ganado su discurso. Y ahí estamos con Comisiones Obreras, todo un sindicato de ‘clase’, llevando la cuestión a la Cámara Alta. Con la de deficiencias y dislates que hay para criticar y corregir en RTVE, los cerebros comisionados ponen el foco en la elección del jurado de Eurovisión y llevan una pregunta al Senado. A la petición se suma Podemos y un PP que deambula por la calle de la llorería con su saco de complejos. Al sainete no faltó la impronta de Rafa Ruiz con un «dardotuit» sobre su experiencia en recuentos electorales.


Suma y sigue. Y la polémica interesada y torticera por el triunfo de Chanel acumula ya más minutos de juego y titulares que el vibrante triunfo de Rafa Nadal en el Abierto de Australia. 21 títulos de Gran Slam para un país de pandereta en el que muchos deseaban un triunfo de Medvedev.


Y entre tanta cortina de humo y cainismo, el Congreso aprueba el mantenimiento de la mascarilla en exteriores. El Gobierno Sánchez incluyó en el mismo decreto la revalorización de las pensiones. Trilerismo en estado puro. Chanel y pandereta.