Personal sanitario en un laboratorio. | Pixabay

Con la pandemia, cuando decían que de esta saldríamos mejores, casi todos en este país tuvimos claro que era necesario aumentar sí o sí los recursos destinados a la sanidad pública. Los políticos hicieron grandes declaraciones que llenaron de esperanza a los usuarios de un sistema que, hasta 2020, pensábamos que gozaba de cierta buena salud.

Lo que está sucediendo ahora mismo en Ibiza y Formentera en el área de Oncología demuestra, básicamente, que las declaraciones se las llevó el viento, como también se llevó los aplausos en los balcones o la sensación de que, después del drama, nos tocaría algo más alegre.

Salud pone parches como el traslado de médicos de Mallorca a Ibiza. Cobran, según APAAC, 1.000 euros al día más gastos. Mientras tanto, la única oncóloga con jornada completa de Can Misses desconoce si le renovarán el contrato, que acaba el día 30. Llegó a la isla el pasado verano. Algo no cuadra en esta historia.

APAAC también relata cómo el anterior jefe del departamento, Sergio Fernández, acabó por tirar la toalla a pesar de haber logrado la plaza en propiedad, después de 11 años trabajando en Ibiza. Se ha ido a Canarias, con un complemento de insularidad de 1.500 euros mensuales, una vida más barata y, sobre todo, una carga de trabajo asumible para un especialista en oncología.
Quizás la solución pase por una consellera responsable de Salud que tenga cierta empatía hacia los pacientes, que se ponga en su lugar y que no les hable de planes a largo plazo cuando, en lo más inmediato, desconocen si su oncólogo es Pep o Pepeta.