Una playa de Formentera. | Pixabay

Si el PSOE formenterés y sus socios de gobierno en la pitiusa menor, Gent per Formentera, tomaran la decisión de montar un circo, les crecerían los enanos. Y es que el final de legislatura para ambas formaciones está empezando a ser caótico, ya sea por mala suerte o porque realmente han hecho y están haciendo determinadas cosas muy mal.

Hay dos asuntos que se están llevando la palma en cuanto a atención mediática se refiere. El primero de ellos el concurso para renovar las concesiones de los servicios de playas de la isla. Un concurso que ha estado tan bien ejecutado que le ha supuesto al equipo de gobierno una manifestación de medio millar de personas (a la que parte del propio equipo de gobierno, la formada por GxF, no tuvo el más mínimo rubor en asistir pese a haber provocado el caos en este sentido), decenas de alegaciones e incluso dos recursos administrativos, que dependiendo de la decisión de los jueces podría dar al traste con todo el proceso.

El segundo de los aciertos del equipo de gobierno formenterés es el relacionado con la regulación de los fondeos de s’Estany des Peix. Desde la promesa de soluciones a cambio de votos de determinado partido en las pasadas elecciones se ha pasado ha desarrollar un proyecto restrictivo en el que se ha pasado a retirar cientos de kilos de hormigón en forma de muertos a poner miles de kilos de hormigón también en forma de muertos, en una surrealista interpretación de lo que es el ecologismo aplicado de ambas formaciones. Lo más chocante en esta cuestión es que desde el Consell se niegue que se estén usando muertos de tres toneladas como anclajes ecológicos cuando las imágenes y las propias declaraciones de los trabajadores en el proyecto dicen todo lo contrario. A ver cuánto tardan en tirarse los «muertos» ambos socios de gobierno.